Hoy ya hace más calor, y el fin de semana se acerca. El Sol brilla y los pajarillos no cantan porque se congelaron todos hace un par de días. Pero estoy contento. Los últimos retazos del gripazo ya se han disipado, y ayer mismo estuve de vuelta en los columpios, subiéndome al tobogán, sin excesivo éxito, por la parte que resbala.

Pues eso, que estoy que me salgo. Y por si fuera poco, la navidad se acerca, y atención, este año ya tengo dientes… ¡Temblad, langostinos!¡Prepararos a extiguiros, cerdos de bellota!

La navidad también tiene cosas malas, ojo. Por ejemplo el calvo ludópata de la lotería, incitando al juego al personal. O la infinidad de anuncios de juguetes, colonias y turrones, volviendo a la tele por navidad.

Por aquí ya están colocando las luces de navidad, el cortilandia de esos grandes almacenes que todos conocemos y los todo a euro solo venden adornos navideños y juguetes chinos. ¡Me encanta!

Sólo pienso en el día que mis aitas pongan el árbol de navidad, cargado de bolas, espumillón y luces… Para saltar a por él y jugar al fútbol con las bolas, a la comba con el espumllón, y todavía no he decidido qué hacer con las luces, pero ya pensaré algo ;-)

Animaros, que mañana es Viernes.

Oier ¶