El diario de Oier
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Cacas
Estaba debatiéndome entre poner a parir a los dueños de los perros, o a los del ayuntamiento, por no hacer cumplir sus propias normas, o escribir un manifiesto contra las heces perrunas.
El caso es que ayer, en una de mis carreras descontroladas por los parques de la Muy Noble y Muy Leal Villa de Bilbao, me puse de mierda (lo siento si hiero sensibilidades, pero es el nombre técnico de la sustancia), hasta la rodilla. Zapatilas y pantalón para la lavadora (a la que aveces llamo cariñosamente amatxu, la que lava, vaya). Y todo por un ***** de dueño de mascota que no recoge las cacas de su can. Y es que se creen que si cagan en la hierba, como se convierte en abono natural, pues no se tiene que recoger. ¿Y los pobres jardineros, qué? ¿Y los tiernos infantes que corretean sin control, qué? ¿Y las pobres lavadoras de ambos dos que lo tienen que limpiar luego, qué? Pues eso, que hay que pensar en el prójimo un poquito, y si uno tiene un perro, que apechugue con las consecuencias. A ver si por lo menos se cumple lo de la suerte (dicen que da suerte pisar mierda, pero claro, se dicen tantas cosas por ahí...). Buen finde. Oier ¶ 2004-11-26, 01:00 | 0 comentarios |
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