Seguimos con el monotema del mes. La navidad. Ya comenté lo del calendario de adviento relleno de chocolates que me habían traído. Este finde, hemos puesto el árbol y el belén en casa. Pues bien, en su intento de convertirme en un chocolateadicto, mis progenitores, también conocidos como aita y ama, me han llenado el árbol, entre bolitas, espumillón y luces, de papanoeles de chocolate. Y claro, uno, que no es de piedra, cae en la tentación tantas veces como se lo permiten. La verdad es que es divertido andar buscando por todo el árbol, a ver dónde hay otro escondido, aunque me cargue parte de la decoración en el intento.

Lo del belén, como el año pasado, lo voy personalizando poco a poco. Ayer puse una especie de rana-dinosaurio, y a Doraemon adorando al niño. ¡Ah! Y al Olentzero, que me traje del árbol. Los pastorcillos se escondieron en un lateral, y para cuando me fui a la cama, aquello parecía un campo de batalla, con todos por el suelo. Ya me gusta lo de jugar con las figurillas ;-))

A Bogotxu le encantan las luces del árbol. Yo creo que mis aitas la van a poner delante, en la maxicosi, cuando le dé por llorar, para que se divierta un rato. Pues eso, que ya falta menos, y estas navidades, además, vienen con bautizo, el 26 mismamente, entre cena y cena.

Saludos,

Oier ¶