El diario de Oier
TEST DE ‘VASQUITUD’
Me ha llegado esto al correo, y como estamos con la polémica del Plan Ibarretxe y eso, para quitar hierro al asunto. Yo me quedo con la última frase. Qué nadie se moleste.
Oier TEST DE ‘VASQUITUD’ Es usted vasco, sí. Pero en estos momentos se estará preguntando en qué grado de vasquitud se encuentra. Porque no es lo mismo tener el lirismo de Sergio o Estíbaliz que la mala leche de Clemente. Es normal, claro, ha oído hablar de cosas como el label o los «vascos de primera» y los «vascos de segunda», y está hecho un lío. No se preocupe, ponemos a su disposición un test de vasquitud para que sepa a qué categoría pertenece el vasco que tiene usted dentro. Insistimos: tenerlo, lo tiene. Responda a las siguientes preguntas (le recomendamos que no lo haga en voz alta si está rodeado de gente): ¿Cuánto le dura la caja de doce preservativos? 1. De una semana a un mes. 2. De un mes a un año. 3. ¿Una caja de qué? ¿Qué hace cuando tiene un problema personal serio? 1. Se lo cuento a la familia. 2. Se lo cuento a mi mejor amigo o amiga. 3. Se lo cuento a mi frigorífico. ¿Es usted capaz de hablar de comida mientras come? 1. Nunca, es una falta de respeto. 2. En contadas ocasiones y siempre pidiendo permiso. 3. Siempre, no hacerlo me parece una falta de respeto hacia el cocinero. ¿El ajedrez es un deporte? 1. Sí, claro. 2. Tengo mis dudas al respecto. 3. Y la yogurtera el invento que cambió el mundo, no te jode. ¿A cuántas manifestaciones ha ido en los últimos diez años? 1. A ninguna. 2. De una a cinco. 3. A una cada domingo durante los diez años. ¿Qué le regala a su pareja en su cumpleaños o en su aniversario? 1. Una poesía y un detalle floral. 2. Ropa, que siempre viene bien. 3. Una cena para dos y le dejo picar de mi guarnición. Además de Indurain y Perico Delgado, ¿conoce el nombre de algún otro ciclista? 1. No. 2. De uno o dos más. 3. Sí, de cien por lo menos. ¿De qué gran ciudad nos hemos olvidado en la siguiente lista? Nueva York, Londres, París y... 1. Tokio. 2. Madrid o Barcelona. 3. Bilbao. ¿Qué haría si su hijo le confiesa que quiere practicar el hockey sobre hierba? 1. Me haría mucha ilusión. 2. Simplemente le respetaría. 3. Le llevaría a dar un paseo y le enseñaría los chalés y los coches que tienen los jugadores de fútbol. ¿Cree que usted podría haber formado parte del grupo Mocedades? 1. No, me faltan cualidades. 2. Sí, como representante. 3. Es más, conmigo, estaríamos todavía dando guerra. Conclusiones: —Si no ha elegido ni una sola vez la respuesta número 3, usted no es que no sea vasco, es que es un mentiroso de tomo y lomo. —Si eligió la respuesta 3 de una a cuatro veces, es usted un vasco de baja intensidad, que podría pasar desapercibido en cualquier ambiente. Incluso podría llegar a ser vegetariano y a practicar el Kamasutra a pesar de ser vasco. —De cinco a ocho veces, la respuesta 3 le delata como un vasco con carácter. No sólo es usted vasco, sino que hace ostentación del cargo. No querrá nunca pasar desapercibido, y menos aún en las etapas de los Pirineos del Tour de Francia. Será noble, trabajador, fuerte, buen cocinero y amigo de sus amigos. —Si contestó nueve veces con el número 3, ¡enhorabuena! Es usted un vasco de alta definición. Seguramente está llamado a formar parte de la historia. Tiene cualidades de sobra para ser político, deportista de élite, cocinero famoso o artista polémico. —¿Qué ocurre si hemos contestado diez veces la opción 3? En ese caso, estamos ante «el Elegido». Usted ha nacido para cambiar el curso de los tiempos. Puede llegar a ser presidente de la Coca-Cola, filósofo, príncipe consorte y, si no tiene carisma ni capacidad de liderazgo, lehendakari. SOY VASCO, ¿QUÉ HAGO? Ésta es la gran pregunta: ¿qué hacer cuando se descubre que uno es vasco? No se preocupe, Garzón no tiene por qué enterarse, incluso se puede llevar una vida aparentemente normal. ¿Se lo podemos contar a nuestros amigos? Claro que sí, ellos también son vascos aunque no lo sepan. Y, ante todo, tenemos que tener claro que no estamos hablando de una enfermedad. No se sabe todavía a ciencia cierta qué es ser vasco, pero está claro que algo es. Tampoco vamos a engañarles, saber que somos vascos nos va a condicionar la vida, sobre todo en la manera de relacionarnos con los demás. Por ejemplo, olvídense del sexo. Hay que elegir: o follar o ser vasco. Y no dejarán de practicar sexo porque no les apetezca, no. Cualquier vasco tiene las mismas ganas que el trompetista de una orquesta cubana. Lo que ocurre es que, mientras que para el trompetista caribeño el sexo es algo normal, para el vasco es una utopía, una quimera, un punto luminoso al final del largo viaje. Palabras muy bonitas si hablamos de la libertad, por ejemplo, pero que referidas al sexo son un jarro de agua fría. ¿Se conoce algún caso de vasco follador? La tradición oral dice que sí, que hay vascos que lo han hecho regularmente. Pero siempre estamos hablando de leyendas protagonizadas por seres que están a caballo entre la mitología y la realidad. Leyendas que relatan que hubo vascos que hicieron el amor más de dos veces al año, incluso que esas dos veces estuvieron con mujeres diferentes. Incluso circulan leyendas urbanas sobre vascos que se quitaron los calcetines para hacer el amor. ¡Sí, claro! ¡Como si eso fuera posible! Otra característica importante del vasco es la nobleza. Ya lo puede incluir en su currículo, le abrirá muchas puertas. Además, al ser vasco se dará cuenta de que es el mejor amigo de sus amigos y hasta recuperará la fuerza y la capacidad de trabajar. Incluso una víscera que usted llevaba sin más, ahora cobrará la importancia que se merece y se convertirá en el órgano más importante, motor de nuestras acciones y generador de sentimientos y emociones. ¡No, no es el corazón! No sea absurdo, le hemos dicho que usted ya es vasco. Exacto: estamos hablando del estómago. Para un vasco, el estómago lo es todo, por eso lo protegemos muchas veces con grandes barrigas, para que no sufra ningún daño. Descubrirá un nuevo estado espiritual que inundará su ser y en el que podrá estar inmerso las veinticuatro horas del día: la digestión. Algunos vascos se entregan tanto a este proceso que llegan a alcanzar un estado de trance y pueden quedarse dormidos después de una comida. La siesta, como acabamos de demostrar, no es un invento español. Ya lo ve, casi todo son buenas noticias. Porque no sólo de sexo vive el hombre. También están los besos con lengua y las caricias bien dirigidas (o eso dicen los sexólogos). El caso es que usted es vasco y le ha tocado un destino nada emocionante en lo sexual, pero lleno de otras ventajas. Tome aire y saque pecho. A partir de hoy, ahora que usted vuelve a ser vasco, podrá presumir ante propios y extraños de otros beneficios, como tener algo más en común con Iñaki Gabilondo, ese señor que habla tan bien que hasta que él no dice las cosas, es como si no hubieran ocurrido. O de ser originario de un pueblo que tiene un equipo de fútbol que todos los domingos juega sin jugadores extranjeros, un equipo compuesto por once jugadores... ¿españoles?, ¿europeos?, ¿comunitarios?, ¿del país?, ¿de qué país? Bueno, del Athletic de Bilbao. ¶ 2005-01-27, 01:00 | 3 comentarios |
Referencias (TrackBacks)
URL de trackback de esta historia http://oier.blogalia.com//trackbacks/25943
Comentarios
1 |
|
||
Este texto esta extraido integramente del libro "Todos somos vasco", escrito por Oscar Terol, antiguo presentador de "Vaya Semanita". Ya que no pones el Copyright por lo menos deberias citar las fuentes.
|
2 |
|
||
Kaixo companero. Me ha hehco gracia leer esto, nos define bastante bien a los que somos vascos, je je. Bueno, pues eso. Agur |
3 |
|
||
Si es que ahi esta el meollo del problema vasco. Dice el cura de mi barrio que follar no es pecado, ¡ Es milagro!
|