El otro día saltaba la noticia de que el gobierno estudia prohibir fumar mientras se conduce.

De primeras, y más porque la noticia venía junto al incremento de los controles anti-móviles, te choca. Pero luego piensas, claro, lo mismo que cuando te llaman, te distraes en buscar el móvil, coger y hablar, con los cigarros también pasa lo mismo. Que si busca la cajetilla, que dale la vuelta porque el mensaje disuasorio te da cosa, saca el cigarro, que con una mano tiene su aquel (no, no lo he intentado, pero me lo imagino), que si busca el encendedor, porque el del salpicadero no funciona, enciendelo, que aquí tienes que mirar al menos un momento, porque si no, lo mismo te prendes la nariz. Y finalmente, tira de mala manera la cajetilla que todavía tenías en el regazo, y el encendedor, sobre el asiento del co-piloto. Todo un trajín.

Porque en este caso no importa que el tabaco te mate a tí, a los que te rodean, a los niños y a tus queridísimos pulmones, si no que por ir a encenderte un pitillo, tú, irresponsable egoísta que ni siquiera piensas en tí, ni en los que te rodean, ni en los niños y mucho menos en tus queridísimos pulmones, pones en peligro la vida y carrocerías de los demás conductores. Y eso también va por vosotros, habladores compulsivos sin manos libres.

Qué a gusto me he quedado, oye. Y digo yo, si tan peligroso es el tabaco, en todos los sentidos, ¿Por qué no lo ilegalizan? No si ya, por el pastón que sacan los gobiernos de las adicciones ajenas. Imagino que como a partir del año que viene, prácticamente sólo van a poder fumar en casa, lo que no se ve no existe, ¿no?

Saludos, y recordad que en este blog sí se puede fumar. Pero es malo, y está muy feo hacerlo.

Oier ¶