Este fin de semana hemos celebrado los cumpleaños de Begotxu y el mío, con la familia. Con Aitites, tíos y primos, se entiende.

Amatxu hizo una merendola, y nos trajeron un montón de regalos. Sí, otro montón. Tantos, que mi aita ayer compró otra caja para guardarlos todos. Parecía el Olentzero. Y eso que muchas cosas fueron ropa y así, que como todo el mundo sabe, no cuentan como regalo.

La hermana intentó apagar la vela con la mano, pero amatxu, experimentada en estas lides (ver la historia [{La verdadera historia de mi fiesta de cumpleaños http://oier.blogalia.com/historias/11385), la sujetó a tiempo. Pero, no pudo evitar, que mientras se retiraba la vela ya apagada, pegase un manotazo a la tarta. Ya os enseñaré la foto de cómo quedó. Begotxu se manchó hasta el codo, así que haceros una idea.

En fin, que lo pasamos de maravilla, y luego caímos como troncos en la cama, tras tanto desgaste. Incluyendo a mis progenitores, que terminaron molidos. A lo mejor es que somos un poco movidos...

Os dejo. Ya seguiré reportando.

Saludos,

Oier ¶