Pues sí, ya he estado, y está muy bien lo de la guardería. Hay muchos niños, te ponen un montón de juguetes, y te dejan en unas cunas super-cómodas. Está muy bien el invento. Si sabes llorar, y el que entra sin saber, aprende rápido, es genial, porque como no son tus padres, y están para que tú estés cómodo, les lloras un poquito, y enseguida te dan de todo, y no se andan con chiquitas, ni preguntan. Te ponen juguetes, te cambian, y si sigues llorando te dan comida. Nos reímos mucho todos (menos las señoritas, claro).

¡¡Señoritas!! ¿Por qué se las llamará así? ¡Si podrían ser mi madre! Será un nombre genérico, como señor, que a mi padre le llamó un niño ‘señor’, el otro día, y luego le decía a mi madre: “Mira que llamarme señor...” Y mi madre le respondió, “No si ya sabemos que de señor nada, que tú eres un golfo, pero el pobre chaval, no tiene por qué saber de tu vida.”

Pues eso, que ha estado muy bien. A ver si se repite el martes. Ya os contaré.

Agur.

Oier ¶