A la vejez viruela, que reza el refrán. Todo lo que hasta ahora había quedado reducido al ámbito privado de la reina de España, se publica en un libro, al más puro estilo “magazine de mediatarde, made in telecinco”. Y nos adelanta la exclusiva, el diario El País.

Antes de nada, recomiendo leerse el post que le dedica El Pez, que escribe bastante mejor que yo.

Por mi parte, poco hay que añadir. Una persona que representa a un país, no puede, o mejor dicho, no debería, manifestar públicamente su opinión, en contra de las leyes del país al que representa. Otra cosa sería que hubiese ganado unas elecciones, y por tanto, se podría legitimar en parte, que sus opiniones pudieran estar avaladas por los votos conseguidos. Claro que a todos nos viene a la cabeza algunas vergonzosas actuaciones, de gobernantes y gobiernos elegidos democráticamente en este país, pero bueno.

Para los que no quieran leer a otras fuentes, cito algunas perlas:
“Se ha de enseñar religión en los colegios, al menos hasta cierta edad: los niños necesitan una explicación del origen del mundo y de la vida”.
-Claro, como la ciencia no lo explica… Mejor enseñar supersticiones infundadas.

“Si esas personas quieren vivir juntas, vestirse de novios y casarse, pueden estar en su derecho, o no, según las leyes de su país: pero que a eso no lo llamen matrimonio, porque no lo es. Hay muchos nombres posibles: contrato social, contrato de unión”.
-Y al contrato de unión entre dos personas, se le llama matrimonio, Doña Sofía. Y cuando se rompe, divorcio, como hizo su nuera. Aunque entiendo, que usted se actualice tanto como las definiciones de la RAE

Sobre la violencia de género “Se provoca un contagio”. “Ha ocurrido siempre. Ahora se informa más y con todo detalle. En cierto modo, se provoca un contagio, se dan ideas que otros imitan”.
-Mucho mejor callarse y aguantarse. Y yo me pregunto, ¿Si a usted le pegara el Rey, también lo aguantaría? Claro, que siendo del Opus, el hombre manda.

Y la frase graciosa, que luego no se diga que la reina no tiene sentido del humor: “Hacerse el sordo cuesta”. –A usted, no tanto, ¿No? ;-)

República ya. Si todo esto lo dice la mujer del presidente, se le obliga a abdicar, digo a dimitir, inmediatamente. Bueno, por lo de hacerse el sordo, no, claro.

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