Hay que ver, lo duro que se hace la vuelta de vacaciones. Esto de madrugar, ya sienta mal, pero que en vez de dejarte jugar en el cuarto de tus padres, luego otro ratito en la hamaca con los muñecos, desayuno pausado, juego, siesta mañanera, paseo, etc., te enchufen el biberón a toda prisa, te cambien de arriba a abajo en menos tiempo que los mecánicos de Ferrari, y salgas disparado de casa, a tal velocidad, que cualquier día nos ponen una multa, es una M. Con mayúsculas.

¿Pero es que ningún mayor se ha parado a pensar en este problema? Si la solución es bien fácil, que se haga una reincorporación escalonada, como en la operación retorno, pero sin accidentes.

El primer día, una hora, el segundo dos, y así hasta las 8, que se empezarían a cumplir sobre el Miércoles de la siguiente semana después de la vuelta. Algo mucho más civilizado. Porque luego hay que aguantar que si el estrés es malo, que aumentan los ardores de estómago por la comida rápida, que si la gente duerme poco… Pero cómo quieren que duerman, ¡¡¡Si tienen que entrar a las 8 o antes!!!

Así no hay manera. A ver si ahora que el gobiernador se ha desocupado de la guerra, me vuelve a leer y hace un poco de caso a mis sabios consejos.

Buena vuelta a la guarde

Oier ¶